martes, 11 de julio de 2017

Isabel e Isabelle (Stella, 2017)

ISABEL E ISABELLE


“Sé que una cosa no hay. Es el olvido”
(Borges)


Nada hay hoy que no suene a recurso literario, hasta tal punto hemos desdibujado los límites entre la realidad y la ficción. Pero el que aquí traigo es antiguo y por tanto más reconocible. Por eso nadie me creerá si digo que lo que viene a continuación es traducción literal de la carta que he recibido de un ciudadano francés, llamado Prudence Álamo y residente en La Fare-les-Oliviers, un pueblo de la Provenza francesa. Tal vez si el lector se anima a leerla y a cotejarla con los datos pertinentes, pueda cambiar de opinión. He aquí la carta.
“De niño me gustaba coleccionar cosas: posavasos, sobres de azúcar, las estampas de los álbumes infantiles. Una adolescencia rebelde (sobre todo contra mi infancia) acabó con ellas al grito de Omnia mea mecum porto (todas mis cosas llevo conmigo). Pero algo debió de quedar de aquel prurito infantil en mi edad adulta porque, cuando el azar hizo caer en mis manos un puñado de recuerdos de mi abuela, decidí iniciar una colección que me pareció curiosa. La génesis de esa idea ni yo mismo la tengo clara, pero supe que juntaría todo lo extraviado que pudiera encontrar del pueblo donde mi abuela había nacido, un pueblo de Jaén llamado Navas de San Juan. Los coleccionistas dicen que hay dos tipos de colecciones: las finitas y las infinitas. Uno puede reunir todas las estampas de un álbum, pero nunca todos los posavasos. Mi objetivo era curiosamente infinito. Por pocas cosas perdidas que haya en relación con Navas, la búsqueda no parará nunca. No busco cualquier objeto, sino solo aquellos por los que ha pasado el tiempo y que vagan perdidos por el mundo.
 » ¿Qué pretendo con ello? Supongo que empezó como una mezcla de homenaje a mi abuela, que tantas cosas nos contó sobre sus años allí, y de capricho. Me imaginaba el momento en que, cansado ya de buscar y con una colección de cierta enjundia, me pondría en contacto con algún navero y le ofrecería mi colección de navedades, como yo las llamo. Pero, lejos de cansarme, esta búsqueda ha adquirido cada vez más importancia en mi vida.
»Soy el nieto de una mujer nacida en 1897 en Navas de San Juan, llamada Isabel Martín Martín. Su padre era de aquí, de La Fare, y su madre de Marsella, no lejos. En Navas tuvieron ocho hijos además de mi abuela. Ella se casó con Prudencio Álamo, de Santisteban, donde nació su primer hijo en 1920. Dos años después estaban aquí, en La Fare, donde nacieron sus otros tres hijos, el último de los cuales, de 1932, es mi padre. En 1938 mis dos abuelos consiguieron la nacionalidad francesa.
»Sigo (gracias al Chiringote) en la sombra lo relativo a tu pueblo. Internet es desde luego una red, una red de redes y te sorprendería lo lejos que se puede llegar tirando del hilo. Es así como hará unos años llegué hasta ti.
»He leído a través de la página de la Cofradía lo que has publicado en Stella y he visto cómo mezclas datos documentados y fantasía en tus relatos. Y he pensado que yo sería un buen personaje para tu colaboración de este año. Por supuesto, todo lo que te he dicho puede comprobarlo el lector sin mucho esfuerzo. En el libro de tu tío aparece el nacimiento de mi abuela y aquí te mando el recorte del Journal officiel de la Republique française donde está la nacionalización de mis abuelos, por si quieres adjuntarlo a tu artículo.
»Pero volvamos a mi colección de navedades. Está compuesta de papeles comerciales (adjunto fotocopia de dos de ellos), de periódicos que incluyen noticias sobre Navas (todos de antes de la guerra), de una decena de cuadros de Juan Antonio Collado Pérez (el último una Inmaculada que adquirí hace poco en una subasta) y de algunas cosas de mi abuela (un programa de fiestas, una estampa de la Virgen de la Estrella…). He dispuesto en mi testamento que todo sea entregado a vuestro ayuntamiento cuando muera. Pero antes he querido, a través de esta carta y en la revista del pueblo de su infancia, recordar a mi abuela.
Serge Alamo”


         Hasta aquí la misteriosa carta, sin remite pero con matasellos francés. Como sé que el remitente leerá este artículo que él protagoniza, le ruego que me explique qué hacían los padres de su abuela en Navas en el cambio de siglo y por qué ella, su marido y su hijo se fueron a La Fare a principios de los años veinte. Espero con impaciente ilusión su carta.


 Anexo: nacionalización de Isabel Martín Martín (1938)



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